Equipamiento y Mobiliario Escolar
Compartimos en esta oportunidad una entrevista publicada por el diario "El País" de España a la diseñadora holandesa Rosan Bosch, quien apuesta al diseño de espacios como herramienta que acompaña el desarrollo de nuestra mente y nuestro cuerpo.
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Espacios diseñados por Bosch Studio |
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Rosan Bosch |
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Salas para Kinder |
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Espacio lúdico diseñado por Roscher Studio |
Pregunta. ¿Cómo puede influir el diseño en la forma
de aprender?
Respuesta. Tal y
como están concebidas las aulas, los niños llegan a clase, se sientan en un
silla y se limitan a escuchar y a hacer lo que les dice el profesor. Es
antinatural tener a estudiantes tan pequeños inmóviles en sus pupitres sin la
posibilidad de desplazarse libremente y encontrar el entorno en el que se
sientan más cómodos. Los seres humanos somos diferentes y nuestro cerebro
funciona de forma distinta. Hay niños que necesitan total tranquilidad para
procesar nueva información y otros que lo hacen mejor de forma colaborativa. La
escuela moderna tiene que adaptarse a esa realidad y el diseño del espacio
puede cambiar el modo de pensar, funcionar y reaccionar. Este tipo de
estructuras más flexibles incentivan al niño a tomar sus propias decisiones. No
se trata de poner ruedas a las sillas y a las mesas, sino de permitir la
libertad de movimiento de los chicos. Es muy difícil cambiar la mentalidad de
la comunidad educativa, y el espacio físico ayuda porque crea una nueva
realidad.
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Zona infantil en el Liceo Europa |
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Colegios públicos suecos diseñados por Rosan Bosch Studio |
P. Se habrá encontrado con detractores que
piensen que dejar al niño decidir puede perjudicar su disciplina.
R. Los
niños no son animales salvajes que necesiten reglas rígidas. Una vez que les
explicas que disponen de diferentes estancias para la lectura en solitario,
para el debate, para el trabajo en grupo y también para escuchar las lecciones
del profesor, lo entienden perfectamente y se adaptan. El formato del niño fijo
en una mesa tiene mucho que ver con la disciplina y poco con el aprendizaje. El
sistema tradicional les entrena para escuchar largos discursos sin aburrirse, y
eso resulta imposible hasta para un adulto, que no aguanta más de 20 minutos de
charla sin desconectar. Esos niños van a vivir en una sociedad totalmente
diferente. Las nuevas generaciones tendrán que adaptarse a trabajos que aún no
existen y detectar sus carencias. Se necesita gente que de forma independiente
pueda aprender nuevas habilidades y conocimientos. Ser pasivo y actuar solo
bajo las directrices de terceros ya no funciona.
P. ¿Por qué cree que es prioritario un espacio
que favorezca el trabajo en equipo?
R. El
mundo se ha vuelto global. Ahora se trabaja con personas de diferentes
culturas. Mis reuniones de trabajo, por ejemplo, son a través de plataformasonline con
colaboradores en Dubái oMichigan. En los
exámenes de la escuela no se mide el liderazgo, ni la capacidad de aprender por
uno mismo o las fórmulas para colaborar de la mejor forma posible. Tampoco cómo
buscar información y contrastarla o saber concentrarse cuando hay muchas
distracciones. Todo eso no se evalúa en el colegio y son capacidades básicas en
el mundo real.
En España, es especialmente difícil innovar porque la gente
tiene miedo al cambio. Cuando llegan arquitectos o diseñadores españoles a mi
estudio, necesitan un par de meses para entender nuestra dinámica de trabajo.
Ellos esperan recibir instrucciones y quieren un feedback continuo para saber si van por el buen
camino. Eso a mi no me vale, yo quiero gente proactiva que marque sus propias
líneas de trabajo sin necesidad de una supervisión continua.
P. Después
de más de diez años dedicada a las galerías de arte, ¿cómo dio el giro hacia la
educación?
R. Cuando
mis dos hijos comenzaron la escuela estaban deseando aprender, todo les
generaba curiosidad. Poco a poco, cada vez volvían a casa más desmotivados,
hablaban de la escuela como un lugar aburrido y solo les contentaba planear qué
harían en su tiempo libre. Fui a hablar con la profesora y me dijo que lo sentía
pero que estaba sola con 30 niños y que no disponía de más recursos. Me explicó
que había niños que seguían la clase y otros que se distraían. En ese momento
ya me había dado cuenta del diseño y su poder de seducción, así que decidí
emplearlo en la educación. Empecé a trabajar con pedagogos, profesores y
padres. El proyecto de transformación tenía que ser integral.
P. ¿Cuál fue la primera escuela con la que
trabajó?
R. Fue en
el año 2006 en un colegio de Gentofte, un pueblo cercano a Copenhague. El
ayuntamiento puso en marcha en 1999 un proyecto para transformar doce escuelas
públicas y yo me encargué posteriormente de una de ellas, la Hellerup School.
Durante tres semanas nos colamos en las aulas para ver la forma de trabajar y
de moverse de los alumnos y profesores y detectamos que el problema principal
era la rigidez del espacio. Permitimos a los niños sentarse en el suelo y
trabajar a la luz de una lámpara, colocar post it con sus
ideas debajo de las mesas o leer en solitario en tubos circulares. Los profesores,
que al principio se mostraban reacios, se dieron cuenta de la importancia de
contar con diferentes espacios para la concentración o la colaboración entre
los niños y ahí jugaba un papel esencial el mobiliario y su distribución en el
aula.
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Patio de juegos. Dubai. |
P. ¿Le resultó
complicado contar con la colaboración de los profesores?
R. Todo
cambio resulta doloroso y al principio todo parecía abocar a la catástrofe.
Para que los profesores se sientan cómodos, tienes que trabajar con ellos, y
cuando empiezan a ver los resultados, son los primeros en entusiasmarse.
Estamos acostumbrados a pensar que los profesores no se reciclan, que durante
toda su trayectoria manejan los mismos contenidos y no tienen necesidad de
actualizarse, algo que no sucede con otras profesiones como los médicos. Ha
llegado el momento de remover los cimientos de la educación, tenemos que ser
justos con lo que los niños merecen.
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Espacio de lectura |
En el caso de este colegio, los resultados fueron excelentes,
los niños venían entusiasmados a clase con ganas de explorar las nuevas formas
de aprendizaje; las filas de pupitres habían desaparecido. La transformación
del espacio físico es el primer paso para poder cambiar la metodología de
enseñanza y para que todo esto suceda hace falta la colaboración de los
profesores.
P. Las fotos de sus escuelas denotan grandes
inversiones económicas. ¿Qué le diría a los colegios que quieren cambiar pero
no disponen de tantos recursos?
R. El
objetivo no es crear espacios bonitos, sino que contribuyan al cambio. Se
pueden hacer proyectos low cost encargando
mobiliario a carpinteros locales. No hay un fórmula única, cada escuela tiene
que trabajar para encontrar la suya.
P. ¿En qué
otros proyectos de innovación educativa ha participado?
R. Fui
asesora en el proyecto Building Schools for the Future,
impulsado en el año 2000 por el Gobierno británico para remodelar todas las escuelas de
secundaria del país antes de 2020. Fue muy enriquecedor participar en coloquios
con expertos de diferentes partes del mundo, pero la parte negativa fue la
desilusión que generó en el profesorado la paralización del proyecto como
consecuencia de la crisis en 2010.
En otros países como Estados Unidos, los
proyectos en los que participa Rosan no debaten sobre la conveniencia de que
los niños permanezcan sentados o no. Allí las discusiones están ya en otro
nivel. Es el caso del colegio Academy for Global Citizanship en Chicago, donde están desarrollando un programa en el
que los niños deben pasar el 25% de su horario escolar fuera de la escuela para
estar en contacto con el mundo real. “Tienen que pagar en comercios y calcular
las vueltas o conocer cómo funcionan los mercados de alimentos. Aprender a
desenvolverse desde pequeños”, explica Rosan. Las paredes y los techos del
edificio serán de cristal, para saber si llueve o no o si las temporadas de
calor se extienden más de la cuenta. Es un centro educativo sostenible donde
los niños tienen que ser conscientes de lo que le pasa al planeta.
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Bosch Studio |
Rosan Bosch inauguró la pasada semana su primer trabajo en España,
una nueva estancia para los niños de tres a seis años en el colegio privado Liceo Europa de Zaragoza. En los próximos
meses tiene previsto abrir un nuevo estudio en Madrid.
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MD Herramientas Educativas |
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